Cómo olvidar el día en que Cuqui entró en nuestras
vidas...
Llegábamos de Canarias Y Cuqui debía estar en casa
esperándonos como recibimiento para juntarlo con Tulín y Blacky, pero desde
bien temprano por la mañana las cosas se estaban torciendo... Rememoremos pues,
- A mí me dio un "chungazo" de los míos
en el hotel mientras preparábamos las maletas para la hora de bajarlas a la
recepción e irnos al aeropuerto, pero ni siquiera teníamos narices de
cerrarlas, ni yo mucha fuerza para cargar con ellas; aunque lo logramos, ¡¡¡está
claro!!!
- Mi hermana mayor debía recoger a Cuqui (antes
conocido como Patrick) en casa de Alita, su mami hasta entonces!, y llevarlo a
casa. Pero qué pasó?, pues que se dejó las llaves de casa, y tuvo que dejar al
pequeñín en casa de mi abuela, con el gato de ella... (qué decir que ahí Cuqui ya
hizo de las suyas, del mismo miedo, atacó al gato parsimonioso de mi abuela), y
ale, pues castigado dentro del transportín y en un cuarto aparte.
- Mi hermana mediana llegaba tarde a buscarnos al
aeropuerto, y yo entre "chungazo" y cabreo, aún me iba poniendo peor,
porque sólo tenía ganas de conocer a Cuqui y de ver a mis dos mininos, que llevaba
una semana sin ver!. El caso es que entre que ya llegaba tarde, y que venía con
una amiga (Judith) que había que llevarla a su casa, encima luego resultaba que
además tenía que ir a comprar, esto se estaba alargando una barbaridad; a todo
esto, además mientras esperaba que salieran de la tienda, mi jefe, por aquel
entonces, entraba a la tienda a comprar el pan. Yo ya sólo quería que me
tragara la tierra y me dejara en casa, porque ya se me había juntado el
mosqueito con el hambre...
- Cuando logramos salir de la tienda y llegar a
casa de mi abuela, con las maletas y un par de bolsas de sustento, conozco por
fin a mi nuevo gatito, y nos cuenta mi abuela el peligro que tiene el
animalito, hablamos un poco y volvemos a casa.
Cuando llegamos a casa, y después de subir la
maleta de más de 30kgs por la escalera y dejarla en el cuarto, dejo a mi
querido Cuqui en el transportín en la punta de la escalera, para subir a buscar
a mis dos fierecillas... Sólo deciros que suerte que no dejé al pequeñín
suelto, porque se nos hubiera comido a todos del susto-miedo-stress que el
pobrecico llevaba en el cuerpo. Algo normal porque de pasar de la tranquilidad
de Alita y su casa, a conocer: a Marga y mi cuñi, a mi abuela y su gato, y
luego ya a su futura y loquilla dueña, a la Sori y a la madre y sus dos nuevos
hermanos... Pues ya os podéis imaginar la situación, ¿no? En serio, ¿¿¿no os la
imagináis??? Pues ahí va:
-- Subo al piso de arriba, abro la puerta, saludo
efusivamente a Tulín y a Blacky, y los dejo bajar las escaleras... - recordad
que Cuqui estaba dentro del transportín en la punta de las escaleras -, y si no
recuerdo mal, esto es lo que sucedió: Blacky fue el primer valiente en bajar porque
yo estaba enganchada a Tulín, abrazándole y dándole besillos y mimis. Bueno,
pues eso que me lío, Blacky bajó, pero no esperaba encontrarse una sorpresa en
la entrada de casa, ni Cuqui esperaba tener amiguitos... yo estaba bajando las
escaleras tranquilamente, cuando de repente se oyó un inmenso bufido... bajé
corriendo, con Tulín en brazos, Tulín vio al nuevo dentro de su caja, y también
se asustó... resultado los dos gatos salieron por patas para adentro, y yo me
quedé flipando con la que había montado el enano en un momento.
El mini gato parecía tener más huev*s que nadie,
así que la táctica de aproximación que tenía planeada no iba a funcionar; a
todo esto, eran más de las 22h, y yo ya estaba desesperada, quería tener a
todos mis gatitos juntos, y no había forma. Los presentamos, un poco así como
de lejos, porque Blacky tenía pánico y Tulín tampoco las tenía todas, pero es
que con la mala leche que se gastaba no queríamos una pelea entre ellos dos,
así que lo mejor en ese momento era mantener distancias.
Sólo deciros que parecía imposible que fueran a
llevarse bien en algún momento. Así que esa noche no pudieron dormir juntos, y
yo mientras llorando como una tonta, porque pensaba que deberíamos
devolverlo...
Aunque bueno, hay que decir que la situación duró
varios días... Cuqui dormía y, en general, hacía vida, abajo. Yo llegaba de
trabajar, me sentaba con él, le daba su ración de mimis y lo subía arriba con
los otros dos, a ver si lograba que hicieran migas, pero nada, no pasaba nada
nuevo, siempre la misma pelea y el mismo miedo y los mismos bufidos... o sea
que cada vez parecía más difícil que Cuqui fuera a quedarse en casa.
Pero bueno, todos sabéis que la historia acabó
bien, Cuqui se amigó poco a poco con los otros dos. Llamadlo "terapia de
choque" si queréis, pero a los 3-4 días de experimentar decidimos
juntarlos y que pasara lo que tuviera que pasar... Así que preparadas para
cualquier reacción, y con mil ojos puestos en ellos, decidimos que era el todo
o nada...
Feliz Aniversario Cuqui!!!
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